Amar fue el delito.

Él iba caminando muy despacio, cabizbajo. La tristeza que sentía era más que evidente en su rostro. Iba atado de pies y manos, custodiado por cinco guardias que le pedían a gritos que se apurase.

¿A dónde iba? Rumbo a su muerte: Iba a ser fusilado. 

¿Cuál fue su delito?  Amar.

Lágrimas surcaban sus mejillas porque recordaba el poco tiempo de felicidad que vivió junto a su amada. <<Valdrá la pena morir si muero por amarte>> Le dijo Julián a Beatriz el mismo día que los encontraron juntos y lo condenaron a morir.

Julián era un muchacho de 20 años que desde su infancia había amado a Beatriz hija de un militar con alto rango, grandes influencias y mucho dinero. Beatriz también estaba perdidamente enamorada de Julián, pero su amor era un “amor imposible” porque su padre se oponía rotundamente.

-Puedes decir tus últimas palabras- Le dijo uno de los guardias con una sonrisa burlona en su rostro.

Respiró hondo e intento parecer lo más valiente que podía, pero estaba temblando, sus labios le temblaban en sus intentos de contener las lágrimas. Cerró los ojos y recordó la pasión de ese último beso que le había regalado Beatriz, recordó la magia que sintió la primera vez juntos. Recordó que toda su vida la había vivido para amar a esa mujer, recordó las veces que se amaron a escondidas, las escapadas, las cartas perfumadas, las noches en vela pensando en ella…

Un atisbo de sonrisa apareció en su rostro

Levantó la mirada y dijo: -Díganle a Beatriz que la amo. -Los guardias rieron frenéticamente.

Uno de ellos levantó la voz y le preguntó: - ¿de verdad vale la pena morir por una mujer? –  Julián respondió: - Sabes que vale la pena morir cuando mueres por amor.-

Lo que de verdad lamento es que no voy a seguir aquí con ella- dijo Julián- Díganle a ella que la amé hasta el último segundo de mi vida y que si hay vida después de ésta vida allá la estaré esperando para seguirla amando.

-Ahora sí- dijo él apretando sus ojos para contener las lágrimas-  Pueden acabar con mi vida…