lunes, 17 de abril de 2017

Mami hoy quiero que duermas conmigo – Le dijo la pequeña niña a su madre que ni se preocupó en preguntarle por qué temblaba de miedo.

-           Ya está grande para eso, Camila-  le sonrió y la mandó a su habitación.

La niña miró a todos lados como buscando en quien refugiarse, no encontró a nadie y decidió caminar hacia su habitación. Caminaba muy despacio como si estuviera en un campo minado y tuviera que analizar cada paso que da.
Volteó y le dirigió a la madre una mirada suplican que a su vez gritaba por ayuda… lagrimas rodaron por sus mejillas.

Llegada a su habitación abrió la puerta con mucho cuidado; asomó su cabeza como si supiera que su verdugo la esperaba con un arma atormentante en sus manos.
No miró a nadie, hizo un ademan de entrar, pero se quedó paralizada al escuchar un ruido… sus ojos se agrandaron denotando sorpresa. Pero sintió que el alma le volvió al cuerpo cuando notó que solo eran las bisagras de la puerta lo que producía el ruido, pero igual no se sentía segura.


La niña se armó de mucho valor y decidió correr hasta su cama con los ojos cerrados y no abrirlos hasta que estuviera bajo su cobija… al parecer todo estaba bien; se relajó un poco, cerró los ojos y evitó no pensar en lo que podía pasar en su habitación.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAA…! –  Se escuchó un grito de terror que provenía de la habitación de Camila.
La madre que se encontraba en su habitación tras oír tal grito corrió a ver qué sucedía.
Al abrir la puerta de la habitación encontró que la niña estaba tendida en el suelo llorando desespera. Corrió hasta ella y la levantó. La niña muy asustada se aferró a su pierna como si fuera el único lugar seguro en el que pudiera estar.


- ¡Está aquí, mamá, está aquí! – Gritaba la niña entre sollozos.

-           ¡¿Qué pasa?! ¡¿Quién está aquí, Camila?! – Gritaba, también, la madre sin entender qué pasaba.
- ¡Un monstro horrible! ¡Un monstro horrible! – La pobre niña no dejaba de gritar y cada vez abrazaba más fuerte la pierna de su madre que no entendía qué estaba pasando.
La madre que intentaba desesperadamente calmar a Camila y de entender qué le pasaba, la pone de pie frente a ella y  le dice: - Todo está bien, mi amor, todo está bien –

-          Te equivocas –  dijo la niñas mientras sus ojos se empezaron a poner blancos dándole un aspecto diabólico a su rostro.

-          ¡¿Qué te pasa, Camila?! – grito la madre casi rompiendo en llanto.

Se oyó una risa satánica en la habitación providente de la niña tras un grito de pánico de la madre que se dio cuenta que Camila estaba levitando.


Unas garras enormes empezaron  a brotar en las pequeñas  manos de la niña; la madre sin comprender nada decidió huir de allí, pero antes que cruzara la puerta la niña la alcanzó y con las garrar la hirió en la espalda y la hizo caer agonizando en el suelo.

-          ¿quién eres? – pregunto la mujer que ya le empezaba a faltar el aire.

-          Soy todo a lo que tú le temes – Respondió.

Dicho esto la niña cayó junto a su madre y allí yacieron hasta morir…

-           


6 comentarios: