
Y ahí estaba yo... casi al frente de ella (no tan cerca como quería) de espaldas a aquel ocaso que era, realmente, un espectáculo, pero sin perderme ni un solo detalle del verdadero espectáculo de ese día: ella.
Ahí estaba ella siendo protagonista de aquel momento que era digno de ser plasmado en los lienzos de todos los pintores, captado en todas la cámaras de los fotógrafos, inspiración para uno y mil poemas de todos los poetas... pero no estaban solo estaba yo, agradeciendo el hecho de ser el privilegiado de contemplar ese bello momento que no es comparable con ninguna obra de arte ni con ningún otro atardecer porque ELLA es infinitamente más bella.
Maravilloso
ResponderEliminarMil gracias ♥
Eliminar💓
ResponderEliminar♥♥♥
EliminarUna bonitas palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias ♥
Eliminar¡Totalmente hermoso!
ResponderEliminarQuedé embelesada con lo escrito <3.
Nos estamos leyendo.
Saludos.
¡Hola! Qué alegría verte aquí y que te haya gustado el escrito. Un abrazo fuerte.
EliminarQue hermoso sentimiento...
ResponderEliminarHola, muchas gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarPrecioso texto. Me quedo por aquí de seguidora y te invito a que te pases por mi blog si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.