viernes, 26 de junio de 2020

Ya no estabas


Y de repente se apagó la llama. De repente te busqué y no estabas, encontré a alguien distinto. Busqué esa mirada de amor que me encantaba y en su lugar había una mirada de hastío. Busqué refugio entre tus brazos contras mis miedos de la oscuridad y ya no sentí seguridad... solo sentí soledad.


De repente tu mano no se sentía tan cálida ni tus besos eran tan apasionados ni tus palabras causaban el mismo impacto en mí. De repente todo se volvió rutina, parecíamos desconocidos, ya no quedaba señal de aquello que fuimos al comienzo que con tan solo un beso en nuestro interior ocurría un incendio que solo lo extinguía toda la pasión a la que nos entregábamos en el lecho hasta quedar exhaustos, jadeantes, sudados, pero saciados el uno del otro.

Hasta que un día ya no estabas y en cada madrugada mis manos a tientas te buscaban para abrazarte y darte calor, pero no estabas ahí. Solo quedaba tu olor en las sábanas en tu lado vacío de la cama.
De pronto ya no éramos tú y yo, tan solo era yo hablándole a la luna de ti y de cada recuerdo maravilloso a tu lado.  

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